Después de la coyuntura conflictos: promesas, elecciones y necesidad de lucha

Con el levantamiento de los paros de maestros y el de los trabajadores del Ministerio de Trabajo, se ha cerrado la coyuntura de luchas, por lo menos el proceso iniciado a principios de mayo. Con ello se aleja en la práctica la posibilidad inmediata del paro cívico nacional, y paradójicamente se vuelve más necesario que antes.

El gobierno logra sortear la tormenta y desmontar los conflictos mediante la misma táctica de los últimos años: promesas, mesas de trabajo, comisiones, proyectos de ley y muy poco dinero contante y sonante. A pesar de esto el hecho más importante que debemos resaltar es que el movimiento no ha sido derrotado, por el contrario, el movimiento en sí -maestros, pobladores del pacífico, etc.- han obtenido un importante triunfo político.

La simpatía de las masas urbanas con los paros, la combatividad mostrada y la radicalidad, hacen que las bases no se sientan derrotadas. Algunas cosas fueron conquistadas a pesar de la intransigencia del gobierno, la tarea ahora es organizarnos para hacerlos cumplir y para lograr lo que falta. Debemos aprovechar lo que ganamos en unidad, en relación con otros sectores y sobre todo en confianza. La confianza que nos da saber, que la lucha es el camino correcto para lograr los cambios que los trabajadores y los pobres necesitamos.

Un gobierno que acaba desgastado

La respuesta del gobierno de que “no hay plata” sumado a una creciente represión física de la protesta social, lo dejaron mal parado ante la opinión pública. El rechazo de la población a los atropellos del Escuadron Movil Antidisturbios (Esmad), obligó a Peñalosa a ofrecer disculpas y a guardar el aparato represivo luego de la golpiza contra los maestros.

Aunque el gobierno logra capotear la crisis y desmontar la coyuntura, sin comprometer mucho de la parte económica ni hacer ningún cambio estructural, sus discursos y los de los ministros no lograron poner a la población contra el movimiento, por el contrario, el gobierno quedó desgastado con una popularidad menor al 12%. Eso no quiere decir que está por caer ni mucho menos, pero estamos ante una situación muy distinta a la coyuntura de luchas de finales del 2016. Santos pasó de ser el héroe nacional, cuando hasta la izquierda celebraba el premio nobel, a ser nuevamente quien siempre ha sido: el enemigo de clase de los trabajadores y los pobres.

Las FARC y el ELN un obstáculo menos

La dramática situación económica y social (reforma tributaria, baja real del salario, etc.), no explica por sí sola la disposición para la lucha que vimos en esta coyuntura, en años anteriores ya eran terribles las condiciones para el pueblo del pacífico y sin embargo aunque hubo luchas, no tuvieron la misma magnitud. La causa de este cambio es que ha desaparecido uno de los principales obstáculos para la organización y la lucha social en Colombia: las FARC, y el ELN con sus contradicciones está en el proceso de negociación. Por primera vez los trabajadores y pobres salieron a las calles sin el temor a ser tildados de guerrilleros o de que la guerrilla estaría detrás de esas luchas (algunos miembros del Centro Democrático lo intentaron, pero nadie les creyó). Las masas comienzan a tener confianza en sus propias fuerzas y salieron a hacer una experiencia que es distinta a la del pasado. Así la coyuntura se haya desmontado por ahora, este mes de luchas deja un acumulado muy importante.

Las FARC mientras avanzan en convertirse en aparato electoral, han entregado la totalidad del armamento. Semana tituló un artículo: “¿Por qué no hay euforia con la dejación de armas?” ( BBC Mundo, 27 junio 2017). Es porque el discurso y el show de la paz contrastan con la violencia que sufren los campesinos, estudiantes y trabajadores a manos del Estado, las Bacrim y los empresarios. Mientras se habla de paz y se entregan las armas, el pueblo es cada vez más indefenso. Por su parte el ELN según se informa está cerca de firmar el cese al fuego. En ambos casos es evidente que estas organizaciones tienen su propia agenda, cada vez más lejos de los trabajadores y los pobres, y cada vez obtienen más prebendas que los comprometen con la defensa del régimen. Así se abre un espacio para la lucha y para la necesidad de la organización independiente de los trabajadores, sin ser acusados de estar atados con aparatos militares.

Las elecciones están a la orden del día

De fondo en la coyuntura nacional están las elecciones burguesas del 2018 y las elecciones sindicales. La burguesía colombiana, caracterizada por ser criminal y terrorista, no tiene reparos a la hora de usar todos los métodos represivos. En ese marco, se denuncian unos a otros exponiendo la podredumbre de los partidos del régimen y las instituciones. Tal como si fuera un chiste, fue capturado por corrupto el jefe de la unidad anti-corrupción de la Fiscalía. Eso demuestra la verdadera cara del régimen político, del capitalismo y de la democracia de los ricos: para ellos todo es negocio.

Ya vienen patrones con sus partidos de todos los colores a pedirnos nuestro voto, los santistas prometen librarnos de la derecha uribista y los uribistas librarnos del corrupto Santos. También vendrán los supuestos independientes que son los mismos reencauchados. Las altas direcciones de los trabajadores vendrán a decirnos que hagamos campaña por candidatos de “izquierda”, pero no podemos olvidarnos de Samuel Moreno, Clara López y sus amigos. Mejor busquemos alternativas entre los trabajadores con un programa al servicio de los mismos trabajadores.

Las causas de las protestas no se han resuelto

Quizá una frase coloquial sea la que mejor resume la situación actual: se le sacó presión a la olla, pero esta sigue en el fogón. La olla sigue en el fogón porque ninguna de las causas estructurales de la crisis social se ha resuelto, la mayoría de los acuerdos son promesas, que casi sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que Santos no piensa cumplir. La única forma de que cumpla será con nuevas movilizaciones exigiendo el cumplimiento de los acuerdos, en casos como el de los trabajadores de Mintrabajo, el conflicto volverá a estallar nuevamente. La coyuntura más que cerrarse se aplaza.

Organizarnos, movilizarnos y construir el paro nacional

Nuestra propuesta es organizar desde ya esas movilizaciones para exigir que el gobierno cumpla lo ya acordado, y luchar por lo que falta. No dejamos de exigir a las direcciones que dejen de aplazar el paro nacional. Deben realizarse Asambleas en todos los barrios, fábricas, universidades y colegios para discutir el pliego. Nuestro partido se pone al servicio de estas tareas. Aprender las lecciones de los paros de mayo y junio será un paso importante para las próximas luchas.

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