Arte y política: la censura y control burocrático del stalinismo a la música rock

Autor: Sergio CH.

“Parafraseando a Salvador Allende: ser joven rockero o amante de la música y el arte en general y no ser a la vez un anti-stalinista, es una contradicción cultural-histórica hasta biológica”.

“A 100 años de la gran revolución soviética de 1917, hay que contar la historia y aprender de ella, para no volver a repetirla: el stalinismo censuró, prohibió e impidió el libre y democrático desarrollo del arte y la cultura, ni qué decir de la economía planificada, fueron los sepultureros de la revolución socialista”.

“Una invitación sincera a la reflexión colectiva y discusión cultural marxista a 23 años del Festival Internacional Rock al Parque, 60 años del género-cultura rock y el centenario mundial de la gloriosa revolución socialista de Octubre, que los trabajadores del siglo XXI, deben hacer de nuevo”.

El rock surge tardíamente en la URSS con restricciones, prohibiciones y resistencias antiburocráticas de las masas soviéticas, la juventud y artistas en la mitad de los 60-70´s[1].

Esto se da coincidencialmente luego de la muerte del mostacho Stalin en 1953 y su reinado dictatorial por casi 3 decenios, durante la era Jrushchov (del 53 al 64) y posteriores mandatarios (Brézhnev, etc, y Gorbachov) que obligaron a una reorganización del régimen político stalinista y algunas concesiones de la burocracia en materia cultural y en función de sus intereses contrarevolucionarios.

El rock nace en la posguerra (post 1945, luego de la gloriosa victoria del Ejército Rojo hecha por el pueblo soviético contra los nazis) y Plan Marshall en los países imperialistas y se extiende a todo el mundo, incluido los “países socialistas”.

Como diría Elkin Ramírez, vocalista legendario latino-colombiano de Kraken y padre del rock nacional y latino: “El rock es un folclor universal…El rock realmente se creó para exponer este tipo de temas [sociales] en los años 50 y 60, solo que algunos se les olvidó, y algunos lo tenemos en cuenta[2].

Este género musical y cultura se desarrolla en la Unión Soviética sobre todo en el proceso de restauración capitalista –igual en China y Cuba– en los ochenta y noventa, paralelo y ligado al proceso de resistencias antiburocráticas y revoluciones de las masas en el este (Primavera Praga, Revolución Húngara, etc) desde los sesentas.

Corea del Norte es actualmente el país capitalista restaurado de raíz stalinista en el tipo de régimen de partido único donde más se ha censurado al rock, sin contar los estados confesionales del Golfo Pérsico, entre otros gobiernos capitalistas pseudo democráticos del orbe.

El régimen perestroiko de Gorbachov permitió en el 89 el “Moscow Music Peace Festival” con bandas gringas: Metallica, Scorpions (su éxito mundial “Wind of change”, 1990, que habla sobre los procesos del este y reciente caída del Muro de Berlín[3]), Skid Row, Bon Jovi, Ozzy, etc. Todas estrellas vueltas inofensivas por la industria cultural capitalista y usadas por la táctica cultural de los restauracionistas, foráneos y oriundos (la propia burocracia), en la Unión Soviética.

En Alemania, Pink Floyd (el mejor grupo de rock progresivo progresista y antitotalitario hasta el momento en la Historia) dio su concierto The Wall – Live en Berlín (21 de julio 1990) ante 350 mil personas en la Plaza de Potsdamer Platz (“tierra de nadie”) e intersección del Este y el Oeste, para dar un sendo show teatral, unir y celebrar la caída del Muro de Berlín (8 meses antes), hecho por la movilización antiburocrática de las masas y debido a la crisis endógena e histórica del stalinismo, que ya más nunca se podrá reponer.

El artista pop estadounidense David Hasselhoff, cantaría en 1989 en vivo y televisado en los medios imperialistas el éxito Looking for freedom, encaramado en el Muro de Berlín y con las masas manifestándose, festejando y prestas a derribarlo[4]. Nina Hagen, artista proto-punk y pop, nacida en Alemania Oriental, pronto emigró a la occidental, debido al recorte de libertades democráticas de los artistas y a su propia familia.

Bruce Springsteen, rockero estadounidense, dio un concierto el 19 de julio 1988 en Alemania Oriental, 14 meses antes de la caída del Muro, entre 160 y 300 mil personas asistentes. Ello fue una medida de apertura del gobierno stalinista y de hacer campaña en apoyo a Nicaragua (cuya revolución traicionaron luego los sandinistas), presentándolo como un héroe de la clase obrera y crítico progresista de USA (Guerra de Vietnam, etc, en efecto lo era, escúchese la canción Born in the U.S.A), ante los artistas que se traían en la parte Occidental[5].

Springsteen, dijo en dicho concierto: “No estoy en favor o en contra de ningún gobierno. Vine aquí para tocar rocanrol para ustedes con la esperanza de que un día todas las barreras sean derribadas”, antes de cantar el éxito Chimes of Freedom de Bob Dylan (que hace poco recibió Nobel de Literatura, 2016) y sería censurado por la TV del este, pero a la vez fue bien recibido por el público descontento con la dictadura stalinista.

El efecto contradictorio y complejo de esto fue una poderosa movilización de masas antiburocrática, que dio al traste con el Muro y el gobierno stalinista, pero enrumbado hacia la capitalización hacia la restauración capitalista, por variantes políticas restauracionistas proimperialistas.

No se pudo lograr la revolución política por la democracia obrera que echara la burocracia y mantuviese y mejorara las bases materiales de la revolución socialista, iniciadas con la victoria antifascista de Stalingrado y posterior división de Alemania en dos, apostándole a una reunificación socialista victoriosa.

Igualmente, se podría hablar del “Monsters of Rock Festival” (1991) en la URSS, entre otros conciertos en los Estados Obreros del este. En el 83 se hizo en la RDA el Festival Rock para la Paz. En Polonia la tocada de los Rolling Stone en el 67, donde hubo disturbios por las boletas, Mick Jagger, sostuvo que: “la gente que no pudo conseguir boletos era la que protestaba. En cambio, todos los hijos de los miembros del partido y la alta burocracia sí que los tenían[6].

En estados capitalistas hostiles (como Alemania federal, Corea del Sur, etc) también se usó la cultura y el rock como arma ideológica, lo mismo que en la URSS y los estados obreros burocráticos, pues cualquier régimen censura y controla y usa en mayor o menor medida el arte y la cultura (véase no más el veto a Paul Gillman en Rock al Parque 2017 – Colombia), según la lucha de clases.

Pero valga aclarar que no es lo mismo un régimen político democrático burgués (imperialista o semicolonial) u democrático obrero a un régimen totalitario (burocrático) obrero o burgués, en lo que respecta a las libertades materiales y formales, democráticas y artísticas, inclusive el funcionamiento de su economía.

En China, durante la Masacre de Tianamen, uno de los himnos de las masas y los estudiantes contra la dictadura del partido y burocracia china, fue la canción de rock Nothing to my name, compuesta por Ciu Jan.

La Unión de Jóvenes Comunistas, bastión juvenil de la URSS y del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), tuvo una actitud reaccionaria, frente a una expresión progresista del rock, a saber el punk, enfocando y absolutizando lo regresivo, cuando dijo equivocadamente en el Pradva (1978), principal diario estatal del país:

La música y letra de punk rock provocan entre los jóvenes ataques de ira sin rumbo, el vandalismo y el impulso de destruir todo lo que reciben en sus manos. No importa lo cuidadosamente que tratan de limpiarlo, se mantendrá la descendencia más reaccionaria de la cultura de masas burguesa[7]. Las bandas y cultura punk en la URSS y conciertos, fueron severamente controladas y reprimidas, como el grupo GrOb[8].

También es conocida, al mejor estilo medieval (index), la lista negra de canciones prohibidas no recomendadas (“indeseables”) y censuradas en la URSS y la Radio Moscú, discotecas y bandas, por el Komsomol (Juventud Comunista) regional de Nikoláiev, Ucrania, en 1985, de más de 38 grandes agrupaciones de rock (metal, punk, hard rock, ska, alternativo) y pop, tales como: Ramones, Sex Pistols, The Clash, Stooges, Pink Floyd, Black Sabbath, Iron Maiden, AC/DC, Judas Priest, Kiss, Van Halen, Madness, Village People, Alice Cooper, Madness, Blondie y hasta Julio Iglesias[9].

Los calificativos fueron que se trataba de música “violenta”, promotora del “anticomunismo” (¡y eso que no eran grupos de RAC!) y hostil a la “política internacional soviética”, “satánica”, “erótica”, “neofascista”, “vandálica”, “homosexualismo” (¡homófoga![10]), entre otros epítetos, muchos de ellos absurdos y exagerados (¡como los usados por los cristianos y los cavernarios, para descalificar al rock!). Bien decía Trotsky en Alcohol, iglesia y cine: “El Estado obrero no es [ni debe ser] ni una orden religiosa ni un monasterio”.

Esto muestra a su vez, el grado de degradación política, cultural e incomprensión estética al que llegó la burocracia stalinista, que obligó a un mercado negro clandestino y restrictivo de la música occidental, en el caso del sello estatal de producción musical Melodiya.

También es muestra de un severo control y censura a las artes y la escena, música local y nacional de cada estado obrero, sobre todo el rock, no congraciados con el régimen y toda crítica al establecimiento, en lo que respecta a las libertades democráticas, entre ellas, las artísticas.

En Cuba también se censuró el rock en los 60-70, como “música del enemigo”, “desviación ideológica”. Fidel diría en un discurso público del año 63 en la Universidad de la Habana: “la sociedad socialista no puede permitir ese tipo de degeneraciones…[11], con visos homofóbicos y machistas sobre las “conductas feminoides y elvispreslinianas” de la juventud, al escuchar rock y pop.

En ello la Cuba stalinizada estaba reproduciendo el discurso stalinista de la URSS y de la República Popular China, con campos de trabajo forzados para los homosexuales y represión a las minorías sexuales.

Fidel Castro solo se retractó muy tardíamente y públicamente a finales a finales de los 2.000 o antes, ante la prensa burguesa latinoamericana de La jornada (2010)[12] y no ante la propia comunidad LGBTI de la isla. Mea culpa tardío: “fueron momentos de una gran injusticia, ¡una gran injusticia!…, si alguien es responsable, ese soy yo”.

No obstante, al igual que en la URSS con la lucha antiburocrática, en Cuba floreció en los 70-80´s con dificultad el género musical y cultura rock, al margen del régimen. En los noventa se crea el Parque John Lennon (Beatles) en Cuba, con su estatua y homenaje a este martir progresista, a la par de un concierto, sumado a la protesta y crisis de los balseros en el 94.

Asimismo, en el 2001 toca en el Teatro Carlos Marx, la banda rock de Gales, Manic Street Preachers, afín a los Castro[13], que en ese entonces se reposicionaba tras el auge continental latinoamericano del llamado “socialismo del siglo XXI” con más de 7 gobiernos burgueses de conciliación de clases producto de las revoluciones democráticas latinoamericanas.

El concierto gratuito (no televisado) en Cuba (25/03/2016) de la clásica de banda rock inglés The Rolling Stones con una asistencia de cerca de 400 mil personas, entre cubanos y turistas, se inscribe en la consumación/oficialización de la restauración capitalista, semicolonización de la isla y apertura contradictoria de relaciones políticas con USA, iniciado años atrás, con altibajos debido a los cambios tácticos en el tránsito de la Administración Obama a la Trump, con la misma estrategia reaccionaria imperialista.

Hoy existen varias agrupaciones de rock en Cuba y conciertos, sobre todo, de miembros de una franja social de la nueva pequeña burguesía y burguesía en la isla caribeña, que tiene mayor margen de tiempo y bienestar económico, para hacer música de vanguardia.

Pese a estos avances en las libertades culturales en la isla caribeña, debido a la liberalización de la economía, a la introducción del capitalismo, la restauración, se siguió lesionando las libertades de los artistas en Cuba.  Esto se debe a la contradicción de tener una economía de libre mercado con un régimen dictatorial de partido único capitalista (como la actual China), que persigue a muchos artistas opositores, tal es el caso de:

La artista escénica Tania Bruguera y el grafitero Danilo “El sexto” Maldonado, la bloguera y periodista liberal Yoani Sánchez, la banda rock punk Porno para Ricardo (de ideología pequeñoburguesa anticastrista) y su vocalista Gorki, preso en 2003 – 2005 y 2008 por el gobierno, dada su disidencia, hoy exiliados algunos de sus miembros.

Casos similares se han visto con los grupos de rap cubano Rxnde Akozta[14], Los Aldeanos, Silvito El Libre, hijo de Silvio Rodríguez y que tiene una poderosa canción antiburocrática: Háblame[15].

Ellos son críticos del régimen autoritario castrista y calumniados por este (de ser gusanos, de la CIA y USAID), aunque a lo mejor si reciban dinero exterior[16]. De todos modos, ello no quita la legitimidad de la lucha por las libertades democráticas en el actual régimen capitalista cubano.

En síntesis, los métodos fascistoides y totalitarios del stalinismo fueron: la censura gubernamental[17], abierta o velada, pero siempre sistemática y desvergonzada. El encarcelamiento, control y persecución desmedida de artistas disidentes y falta de debido proceso judicial. El control burocrático y reaccionario de los medios de comunicación y la cultura.

La uniformidad cultural y estandarización de un arte oficial (“realismo socialista”, etc) y rechazo de todo lo demás. El culto a los dirigentes del régimen del partido único y la burocracia estatal. Culto rastrero a las más bajas personalidades.

La bajeza estética y deformación del marxismo, fanatismo y dogmatismo, del lastre de los pseudo “Partidos Comunistas”, del ayer y del hoy, presentados como leninistas. Desprestigio y cariturización del socialismo como sinónimo de stalinismo realmente existente, a nivel mundial y hasta nuestros días.

Terror policiaco, asesinatos extrajudiciales, atentados personales y masacres en masa, que rayan a genocidios políticos. Constreñimiento en la creación artística y servilismo. Mercenarianismo, calumnias y violencia psicológica contra la intelectualidad y los espectadores, suicidios inducidos y depresión, un largo etcétera.

Como diría James Cannon, trotskista obrero estadounidense: “El stalinismo ha desorientado no sólo a sus propios seguidores sino, hasta cierto punto, también a sus oponentes” (La lucha por un partido proletario, parte III, 1938). El stalinismo dejó de existir como aparato gubernamental, ahora sólo quedan sus rezagos como corriente social y política de los “PC” en el mundo, en especial, el EIPCO, integrados al capitalismo y de la corriente del reformismo izquierdista.

Todo ello sería la muestra contradictoria y compleja de la restauración capitalista, democratismo cultural imperialista (véase, reacción democrática, Nahuel Moreno) colindado con la propia burocracia stalinista ultra oportunista a la vez que un daño totalitario a la libertad artística y la resistencia antiburocrática y avances culturales. Este último componente como parte de las libertades democráticas lesionadas en los estados obreros burocráticos del siglo XX.

Los avances culturales en los Estados obreros burocratizados del siglo XX[18], entre ellos el rock y el arte independiente y vanguardias, se hicieron a expensas de la burocracia, por mor de la resistencia antiburocrática y gracias a las conquistas materiales socialistas.

La burocracia no pudo ganarse a los artistas y la intelectualidad de occidente. Tampoco “competir” o “desarrollar” el arte y toda su diversidad, por la falta de desarrollo de las fuerzas productivas y la política de coexistencia pacífica con el imperialismo y el falso socialismo en un sólo países, socialismos nacionales, que devoraron sus economías.

Ese retraso se vio más que todo con el rock, una de las más grandes vanguardias abiertas de posguerra y una de las mejores conquistas culturales de la humanidad, del modo de producción capitalista imperialista en época de agonía y crisis, que será recordado por la cultura civilizatoria ulterior y que no se exime de una crítica estética y cultural política de clase, marxista, de las bandas y artistas, y sobre todo, de la industria cultural capitalista.

Ello si le comparamos a los estados obreros burocratizados, incluso la URSS, el más desarrollado, con las libertades conquistadas por la resistencia de la clase obrera de esos países imperialistas y capitalistas, UK y USA.

Allí germinó el arte rock y las artes en general, tras la crisis endógena y económica en posguerra y la política de concesiones del imperialismo del “Estado de Bienestar” o “Social”, para salvar el capitalismo y evitar que la clase obrera norteamericana y europea iniciaran el proceso de construcción mundial de Estados obreros y en los centros neurálgicos del imperialismo.

Los socialistas defendemos el régimen de democracia obrera y dictadura del proletariado de los 7 primeros años de la revolución rusa de Lenin y Trotsky, que permitió el auge de escuelas y tendencias, la libertad artística, que no fueron censuradas por el estado, tales como: el simbolismo, futurismo, constructivismo, formalismo, suprematismo, etc, más no esa aberración stalinista y régimen totalitario del arte, que fue el “realismo socialista”.

Del mismo modo, defendemos la resistencia cultural y antiburocrática, los avances culturales progresivos y conquistas materiales en los 15 estados obreros del siglo XX durante casi 70 años, que permitieron la emergencia del rock, del pop, poesía y arte independiente, de diversos estilos.

Además de ello, de la educación pública gratuita en todos los niveles, cese del analfabetismo, aumento del nivel cultural, sanidad pública y full seguridad social, tecnología, etc, tras expropiar a la burguesía.

Defendemos las libertades democráticas y artísticas ante los gobiernos y regímenes burgueses, que las masas y la clase obrera deben derrocarlos y tomar el poder como en octubre del 17 (o como mínimo una Rev. democrática de Febrero), sobre todo, en los ex estados obreros, hoy capitalistas restaurados: China, Vietnam, Corea del Norte, Cuba, donde gobiernan partidos pseudocomunistas con un régimen dictatorial capitalista y neoliberal, contra los trabajadores de esos países.

Naturalmente, defenderemos a cualquiera de estos países semicoloniales u oprimidos, de una invasión colonialista de la OTAN, USA y la UE, sin apoyar su régimen político, como hicimos con Irak y Afganistán, antes bien buscando ganar la guerra civil de liberación nacional y la revolución, que enrumbe a expropiar a la burguesía nacional y construir un gobierno obrero y popular.

De este centenario mundial hacia adelante en el siglo XXI los socialistas le proponemos al movimiento cultural y a la clase obrera y la juventud del mundo, un régimen de democracia obrera, restricción democrática y dictadura implacable contra la burguesía y la contrarrevolución, de amplias libertades democráticas y artísticas para el pueblo e independencia relativa del estado.

Proponemos una economía planificada estatizada de los medios de producción que hoy están manos de la patronal y multinacionales, presupuesto público para los servicios públicos esenciales y sociales, entre ellos la cultura, contra el capitalismo y por el socialismo mundial, por el arte.

Nos guiamos por la lucha de clases histórica y victorias del proletariado, por la vigencia programática contemporánea de la Revolución Socialista Rusa de 1917, hace 100 años, hecha por los obreros y campesinos y el instrumento necesario del partido revolucionario y mediante una insurrección violenta, que sentaron las bases históricas para un mundo nuevo, un nuevo sistema de producción anticapitalista.

Hoy sigue más que vigente luchar “por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” (Rosa Luxemburgo).

Sin nuevos Octubres socialistas, la humanidad no tendrá un avance cultural civilizatorio sino todo lo contrario es lo que nos lleva este imperialismo de la ONU con falsa careta democrática. “La crisis actual de la cultura es ante todo una crisis de la dirección revolucionaria”, dijo acertadamente el maestro vigente y segundo líder bolchevique de la Revolución Socialista Rusa después de Lenin, León Trotsky, en El arte y la revolución (1938, México).

NOTAS

[1] Para ver bibliografía relación rock – estados obreros, revisar los autores: Marta Escotel, Artemy Troitsky, TimoThy Ryback, Alexei Yurchark, Sergei Zhuk, Jordi Biancotto, Marta Escotet, Alexander Zhitinsky, Andrei Rogatchevski, Yurchak, etc.

Hace falta una investigación bibliográfica e histórica mucho más exhaustiva, en especial de los libros e investigaciones, archivos ocultos, fuentes y documentos de la KGB y el PCUS, lo mismo de los otros estados stalinistas, traducidos al español e inglés, respecto a su posición sobre el rock.

Las áreas de investigación contemporáneas: Sociología de la cultura, estética e historia de la cultura popular, desde el paradigma marxista dentro de estas.

[2] https://www.youtube.com/watch?v=x0phBaojvjA&t=193s

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