Crisis Social y Constituyente

Los trabajadores y los pobres no tenemos derecho a la salud, a la educación, al transporte ni a la vivienda. De esto sólo podemos adquirir la cantidad y calidad que nos permita el limitado bolsillo, porque tampoco tenemos derecho a un empleo estable y a un ingreso digno. La crisis social se profundiza y es difícil encontrar salidas de fondo si no se piensa en resolver los problemas estructurales y en atacar la desigualdad social. Un paso  para enfrentar los principales problemas es la convocatoria de una Asamblea Constituyente. De lograr una constituyente, democrática, libre y soberana se presentarían, entre otras, las siguientes propuestas

Autor: Alejandro Pereira

 Reforma agraria radical y democrática

Sin una reforma agraria radical y democrática es imposible resolver la violencia y la polarización social en el campo. La crisis se ha profundizado porque en las últimas décadas se ha producido una contrarreforma agraria, por la vía de la violencia, con la cual que ha despojado la tierra al campesinado pobre, a los pueblos indígenas y a las comunidades afro. Con ello y con el negocio del narcotráfico, la burguesía terrateniente se enriqueció y adquirió un poder tan grande que impide cualquier posibilidad de salida de fondo al problema del campo. Varias multinacionales y empresas de la industria nacional privada han comprado, a bajo precio, tierra expropiada por parte de los paramilitares y terratenientes, y se presentan como terceros de buena fe para desarrollar proyectos mineros y agroindustriales, con lo cual la concentración de la tierra en unos pocos ha aumentado. Si la tierra no se distribuye democráticamente y el Estado no se encarga de la industrialización del agro, al servicio de la población, el problema de la tierra seguirá siendo fuente permanente de violencia y miseria, así se desmovilice la insurgencia.

Salud y educación a cargo del Estado

Con todos los impuestos que pagamos los trabajadores y sectores populares tenemos derecho a una buena atención en salud y a una educación de calidad. Los trabajadores de estos dos sectores a tener un empleo estable y digno. Esto es posible si se estatizan estos servicios y se elimina el negocio privado y la ganancia que los rige actualmente.

Vivienda digna para todos y transporte gratuito

Si se elimina la ganancia en la construcción de vivienda, deja de ser un negocio y el Estado se encargará de ella. Así se puede construir vivienda digna para todos pagando un porcentaje pequeño de los ingresos. Por ejemplo, que no supere el 10%. Lo mismo sucede con el transporte. Si es estatal y con el criterio de prestar un buen servicio, debe ser gratis. En realidad no será completamente gratis, pues lo pagamos con los impuestos.

Distribución del empleo y democratización de los salarios

Si hay trabajadores que laboran muchas horas, otros que no laboran nada y están desempleados, y otro porcentaje dedicado al rebusque, lo racional es que las horas de trabajo, que se necesitan para producir los bienes materiales y servicios que consumimos, sean distribuidas. Eso significa que sería suficiente con una semana laboral de 20 horas. Junto con ello debemos democratizar los salarios. Todos merecemos un salario digno que cubra las necesidades básicas. Pero ello exige que los salarios se democraticen. Que haya un salario mínimo que cubra ampliamente los costos de la canasta familiar y un salario máximo que no genere privilegios ni sea desproporcionado con relación al mínimo.

Libertades democráticas

No hay forma de enfrentar la crisis social si los trabajadores y sectores populares no logramos conquistas democráticas que nos garanticen libertad de protesta, de participación en política y organización entre otras. La desigualdad que significa restricciones y represión para los de abajo y privilegios para los de arriba, en el terreno de las libertades y la aplicación de la ley, se debe suprimir. La arrogante frase de ¿usted no sabe quién soy yo?, se debe castigar severamente, y la casa por cárcel para los criminales de cuello blanco se debe acabar. Se deben aprobar medidas para combatir las opresiones por causa de raza, sexo, orientación sexual e identidad de género, religión y pensamiento, más allá de la igualdad formal. Medidas efectivas para lograr la equidad real.

Los demás problemas apremiantes de la sociedad se deben discutir y darle salida, a favor de la mayoría, mediante un mecanismo democrático y participativo real de la mayoría de la población, como la Constituyente que aquí se propone.

Una Constituyente, democrática, libre y soberana

La Asamblea Nacional Constituyente puede ser uno de los pocos mecanismos democráticos de la democracia burguesa, pero sólo servirá a los intereses de los trabajadores y los pobres si se conquista mediante la movilización y la lucha directa. Si además tiene un carácter democrático, libre y soberano. Es decir, si sus diputados se eligen mediante mecanismos democráticos, si es libre de discutir y definir lo que se necesita para resolver los problemas a favor de la mayoría de la población, y si toma todas las decisiones que se consideren necesarias para que se hagan ley y se cumplan.

Si la Constituyente la convocan los de arriba, sus resultados serán favorables solo para ellos. La Asamblea será limitada y antidemocrática. Eso fue lo que sucedió con la Constituyente de 1991 cuyo resultado fue una nueva Constitución para aplicar los planes neoliberales. Ese es el sentido de la constituyente que propone el uribismo y la Constituyente que contempla como posibilidad el gobierno de Santos para, más adelante, reformar la justicia al servicio de los de arriba.

Con una asamblea democrática, libre y soberana, y siendo el pueblo trabajador y pobre el que compone la mayoría de la población, se entiende que estará conformada por representantes elegidos de esa gran mayoría y por lo tanto las nuevas leyes y una nueva Constitución estarán al servicio de los pobres y no de los ricos. Así, todas las propuestas anteriormente expresadas se podrán aplicar. Pero la burguesía y el imperialismo no se quedarán quietos y resistirán. Por eso la movilización permanente será la que puede garantizar que esas leyes se hagan realidad y se mantengan.

 Si la movilización se vuelve poderosa y revolucionaria, y se logran constituir organismos de poder como fueron los consejos obreros en Rusia en 1917, los cordones industriales en Chile en 1973 y los sindicatos en Bolivia en 1952, no será necesaria la Asamblea Constituyente. Con el poder de esos organismos se puede avanzar en tomar todas las decisiones, aprobar todas las leyes que sean necesarias, expropiar a los ricos y distribuir equitativamente la riqueza creada por los de abajo. Por ejemplo, en 1917 en Rusia se propuso la Asamblea Nacional Constituyente, pero triunfo la revolución obrera, y los consejos obreros (Soviets) se encargaron de dar una salida a los problemas sociales más apremiantes. Así que ya no fue necesaria la Constituyente. Esto puede parecer utópico, pero ha sucedido muchas veces en varios países. Lo conquistado se perdió, pero se puede volver a conquistar. Todo depende de la lucha de clases y de una dirección revolucionaria que hay que construir.

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