Ascenso Docente: Diagnóstico Reservado

Tras el levantamiento del paro de maestros en mayo de 2015, para intentar apaciguar la indignación y el descontento del magisterio, los directivos sindicales que defendieron el acuerdo, retaron a los inconformes a que hiciéramos el balance en octubre de ese año, cuando se suponía que ya por lo menos 40 mil maestros habrían obtenido su ascenso.

Autor: Freddy Ruiz

Hoy, a más de un año de esa promesa, a pesar de que insisten en recalcar las bondades de la Evaluación con Carácter Diagnóstico Formativa (ECDF) pactada con el gobierno, ni los 40 mil maestros, ni el resto de docentes del nuevo estatuto tienen una perspectiva clara sobre su derecho a ascender en el escalafón docente

Pero con las arremetidas neoliberales de los años 90, el gobierno logró cercenar drásticamente los derechos de los docentes consagrados en el Estatuto 2277 conseguido con la lucha en 1979. Ya desde la expedición de la Ley General de Educación, se pretendió incluir la evaluación docente como mecanismo de control y sometimiento al gremio más organizado sindicalmente. Desde entonces los docentes han luchado en diferentes momentos contra la imposición de la evaluación.

El nefasto Estatuto Docente 1278

Con la Ley 715 de 2001, empezó una verdadera andanada de leyes y decretos contra las condiciones laborales y profesionales del magisterio y contra la educación pública, entre ellos el más grave de todos: el nuevo Estatuto Docente 1278 de 2002, con el cual el gobierno logró dividir en dos regímenes a maestros antiguos y nuevos.

En este estatuto por primera vez se desconocen los avances del estatuto anterior, el 2277, y se condiciona la permanencia del docente en el cargo a una evaluación de desempeño anual y el derecho al ascenso, a una evaluación de competencias, por encima de la experiencia y los títulos, relegados a meros requisitos para presentar dicha evaluación.

Desde entonces para el magisterio la lucha contra la imposición gubernamental de la evaluación a los docentes ha estado ligada a la discusión de reunificar al magisterio en un sólo estatuto. Pero las direcciones de Fecode han direccionado esta lucha estratégica no en la recuperación del estatuto 2277 actualizado a las nuevas exigencias del magisterio, sino en la formulación de un nuevo estatuto que responde más a las exigencias gubernamentales y de organismos internacionales que a las necesidades gremiales de los docentes y de la educación pública.

De la lucha de las bases a la capitulación de la dirección

En las sucesivas discusiones sobre los borradores presentados de estatuto único por parte de la dirección de Fecode, desde la base del magisterio y de varios de los sindicatos regionales, en congresos, seminarios y Juntas Nacionales se ha rechazado cualquier modalidad de evaluación, con lo cual el magisterio logró mantener la bandera de la lucha contra la evaluación.

Sólo hasta los paros de 2013 y 2014 fueron incluidos en los pliegos reivindicaciones concretas sobre ascenso para los docentes del nuevo estatuto. Pero la bandera de derrotar la evaluación de competencias como requisito para ascender no fue respondida satisfactoriamente.

En 2013 Fecode negoció una bonificación por títulos de maestría y doctorado, y en 2014 acordó con el gobierno de Santos que “A partir de 2015 se cambiará el modelo de ascenso y reubicación salarial. Los criterios serán entre otros consensuados: títulos, experiencia y producción académica” (Acuerdos Fecode-Gobierno. Mayo 2014).

Pero es en la negociación del paro de 2015 donde la dirección sindical abandona la lucha contra la evaluación y pasa abiertamente a defenderla, bajo el modelo de la Evaluación Diagnóstico Formativa. Con este acuerdo, la dirección le ayudó enormemente al gobierno a aplicar su política de “calidad” centrada en la responsabilidad del docente, permite la instalación de un dispositivo de control en el aula de clase, la pérdida de la libertad de cátedra e impone un ascenso por “exclusas”, para facilitarle al gobierno la solución de la falta de presupuesto para los ascensos.

¿Cuál es el balance?

Un año después de firmado el acuerdo, en medio del masivo descontento del magisterio y de las vehementes afirmaciones de que el ascenso de 40 mil maestros era prácticamente automático, la realidad muestra que la cacareada victoria no fue más que demagogia del gobierno de Santos y una enorme traición al gremio por parte de la dirección sindical, pues no se ha resuelto el ascenso de maestro alguno, a pesar de haber transitado por el tortuoso camino de los videos, las encuestas, las evidencias y la evaluación de desempeño.

Lo concreto es que los ascensos de los maestros nuevos están congelados y los del 2277 también, pues a la espera de un escalafón que los destrabe, no se ha enfilado la lucha hacia donde debería enfilarse: derogatoria del 1278, defensa y ajuste del 2277, para tener las garantías de estabilidad, permanencia y ascenso solo con títulos y tiempo de servicio. El escalafón del 2277 no requiere más grados, solamente establecer un porcentaje de incremento (10% por ejemplo) cada dos años de permanencia en la última categoría y sin evaluación que condicione este ascenso.

Ante esta realidad y el inconformismo que se mantiene en las bases ya no solamente contra los acuerdos sino contra el tortuoso proceso del video, las evidencias, las plataformas, las encuestas y los cronogramas que se modifican cada vez que se enreda más este complicado proceso.

La única respuesta de las direcciones sindicales que avalaron esta traición ha sido el llamado a la paciencia y a cumplir con el proceso. Por eso desde sectores inconformes y de las bases han surgido iniciativas que buscan darle respuesta a esta situación. Numerosas páginas en Facebook le hacen el seguimiento al proceso, aconsejando a los maestros qué hacer para no quedar descolgados de este viacrucis.

Otras iniciativas han surgido con el espíritu de retomar lo que la dirección de Fecode ha abandonado, el derecho al ascenso sin evaluación con los criterios de tiempo de experiencia y formación docente, pero, que sin la lucha del magisterio, no lograrán modificar la columna vertebral de la política laboral del gobierno hacia los maestros: la evaluación docente.

Por eso deben ser retomadas las banderas de la lucha contra la evaluación. A la dirección de Fecode se le debe exigir desde las bases y desde los sindicatos regionales retomar las banderas de la lucha contra la evaluación y de reconquistar los derechos perdidos por el magisterio, entre ellos el ascenso por tiempo de servicio y títulos académicos, planteándolos como reivindicaciones de primer orden en las luchas del magisterio.

1.399 Comentarios