BDS no Odia a los Judíos, Combate al Sionismo

El 30 de abril, Gustavo Gómez, director de La Luciérnaga, publicó en El País de Cali una columna de opinión en la cual ataca a BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones). Señala a BDS de antisemita por atacar “las finanzas de Israel y, de paso, a la comunidad judía”

Autor: Valentín Izquierdo (VzQ)

Gómez hace alarde de los logros económicos y políticos de Israel: “hay allí libertad de expresión y de prensa, se acoge a la empresa privada, se practica el libre mercado, la oposición tiene garantías y la justicia es rabiosamente independiente.”

BDS denuncia a las empresas colombianas que tienen contratos con compañías israelíes que violan las libertades democráticas en territorios palestinos, lucrándose a partir del sometimiento del pueblo palestino. En ningún caso BDS acusan al pueblo de Israel de las atrocidades que comete su gobierno. Tampoco que obedezcan a sus creencias religiosas.

Durante décadas, el gobierno de Israel le ha negado al pueblo palestino aquello que Gustavo defiende con ahínco en su columna: una nación. Ha sometido al pueblo palestino al aislamiento, le ha negado la posibilidad de recibir ayuda extranjera y ha masacrado civiles indefensos amparado en los mismos pilares que defiende el periodista: la democracia funcional. Porque para mantener en vida esa democracia funcional le fue necesario desarrollar la más oprobiosa estrategia de guerra, que contempló no sólo el aniquilamiento de las fuerzas productivas palestinas, sino el sometimiento general de dicho pueblo a la voluntad de los mandatarios de Israel.

En efecto, no existirá un Estado palestino genuino si éste se comporta frente al Estado de Israel como un súbdito, si se somete a su autoridad y reniega de su capacidad autónoma de gobernar. A lo sumo, el Estado palestino que promueve Gustavo Gómez quedaría reducido en un protectorado de Israel. Nada más ambiguo que permitirle a los palestinos crear un Estado sobre la base de las pretensiones políticas de Israel.

Por otro lado, tres días después, Marcos Peckel, director de la Comunidad Judía en Colombia, publicó una columna en el mismo portal, criticando nuevamente a BDS y a las organizaciones que tienen vínculos con ella:

“El movimiento BDS -Boicot, Desinversión y Sanciones- que promueve el boicot a Israel es la faz misma de la hipocresía y el antisemitismo, apoyado por amplios sectores de la izquierda. Lo último por lo que luchan los dirigentes de BDS es por los palestinos por quienes sienten apenas desdén paternalista. Si no, ¿dónde estaban cuando el campo de refugiados palestinos en Yarmouk era devastado y sus residentes aniquilados por las fuerza sirias?”

Marcos Peckel asume el problema desde una posición teológica, lo cual le permite exagerar sobre la izquierda, asegurando que detrás de la crítica al sionismo está escondido un odio hacia los judíos. Sin embargo, para nosotros el eje de la crítica a Israel no es su carácter religioso, sino los intereses económicos que los han llevado a desarrollar su proyecto de dominación regional. El 14 de mayo de 1948 Israel nace como una apuesta económica del imperialismo, en medio de una estrategia para controlar los recursos económicos del medio oriente. En ese sentido, fue el interés imperialista, luego de desdibujar al Imperio Otomano finalizada la Primera Guerra Mundial, el que le dio vida al Estado de Israel. Se equivoca todo aquel que piense que Israel es la misma tierra prometida mencionada en los textos religiosos judíos: dicha tierra sólo puede existir en el campo de la fantasía.

Marxismo y religión

La izquierda heredera del pensamiento marxista lucha contra el explotador colombiano de igual forma como lo hace contra el explotador israelí, sin importar si éste lava su conciencia en una iglesia o en una sinagoga. Un marxista disentiría con Marco Peckel no por judío, sino por enredador y desorientado. No lo calificaría por sus creencias, pues en la práctica son tan lógicas como las de aquel que no pasa por debajo de una escalera para evitar la mala suerte. La crítica religiosa es ajena al método marxista, pues el marxismo considera la religión como un fenómeno de la conciencia humana. La conciencia, respectivamente, es resultado de las relaciones materiales de producción. No odiamos a los judíos. Muchos marxistas eran de origen judío, denunciamos y combatimos es al sionismo con su doctrina nazista.

Marcos Peckel es incapaz de comprender las acciones reales de Israel fuera del ámbito religioso, porque sólo conoce al judío como individuo religioso. De allí su prejuicio, al considerar que toda crítica a Israel esconde un ataque de carácter religioso.

Ante los ataques de Gómez y Peckel tenemos que decir que son sus prejuicios los que hacen daño, sus ataques con saña que tienen como objetivo defender el sionismo

Por un Estado, palestino, laico y no racista

Tenemos la convicción de que la clase obrera entenderá su obligación de defender el derecho de los palestinos a tener un Estado palestino laico, no racista y con amplios derechos democráticos para todos sus habitantes, árabes o judíos, con la colaboración y solidaridad del pueblo de Israel. Por el momento, sólo queda felicitar a BDS por las actividades realizadas en la Semana Contra el Apartheid Israelí y manifestarles todo nuestro apoyo en la lucha por la libertad de todos los palestinos.

No al TLC con Israel

Desde el año 2015, el colectivo BDS ha iniciado una campaña contra la firma del TLC entre Colombia e Israel, la cual ha sido suscrita por el Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia. Cerca del 95% de las exportaciones de Colombia con Israel se resumen en materias primas como el carbón, fundamental para la forja de productos metálicos. De modo contrario, Israel vende a Colombia equipos bélicos y tecnológicos cuyo principal consumidor es el Ejército colombiano. ¿Qué beneficio traería a la economía colombiana un TLC que, en esencia, es un intercambio de carbón por armas?¿Cómo dinamizaría la economía colombiana la entrada de miles de armas libres de arancel? Tal como sucede con todos los TLC que ha firmado Colombia, las ganancias de estos tratados nunca se traducen en beneficios para la clase trabajadora.

Existen otros elementos que nos obligan a oponernos al TLC con Israel: el más importante, es la política israelí de apartheid contra el pueblo palestino. Israel ha asesinado a más de 2.000 palestinos en acciones militares en los últimos 10 años. Según el Centro Palestino para los Derechos Humanos, en la Operación Plomo Fundido (desarrollada entre el 2008 y 2009) murieron 1.434 palestinos, de los cuales 960 eran civiles inermes y cerca de 288 eran menores de 18 años. Miles de personas alrededor del mundo, indiferentemente de su posición política, rechazaron los ataques a escuelas y hospitales en la franja de gaza y otras zonas del territorio palestino.Los gobiernos de Colombia e Israel sólo tienen en común su actitud represiva. Por ello, es necesario que respaldemos todas las acciones en defensa del derecho de los palestinos a una nación libre, autónoma y soberana.

No podemos permitir que el gobierno colombiano, responsable de miles de masacres en todo el país, sea copartícipe del sometimiento al que tienen sujeto al pueblo palestino. Los colombianos y palestinos hemos soportado la injusticia de estos dos gobiernos que pisotean los derechos de los trabajadores y campesinos pobres; no podemos permitirles que continúen con esa estrategia sin la más mínima resistencia. Debemos organizarnos como clase mundial y apoyar las luchas del pueblo palestino.

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