¿A Dónde va Brasil?

La salida de Dilma y la posesión de Temer en la Presidencia de la República abren un nueva coyuntura en la situación política del país. La crisis política del gobierno y del régimen, abierta por la jornadas de junio de 2013, se agravó con la recesión económica, el desempleo y la inflación, y tiende a intensificarse frente a un nuevo gobierno que asume sin ningún respaldo popular.

La crisis política es producto de la enorme insatisfacción popular de los trabajadores y de la juventud, que en las calles, en las huelgas, en las ocupaciones buscan cambios pero no son atendidos por los gobiernos.

Dilma y el PT hablan de que hay un golpe, una ola conservadora, para esconder sus males e intentar recomponer su base de sustentación. La clase obrera rompió con el gobierno porque vio en qué da el proyecto de conciliación de clases defendido por el PT: la continuidad de la política económica neoliberal y el mantenimiento de las desigualdades sociales del país.

La pérdida de apoyo popular al gobierno Dilma llevó al impeachment de un gobierno que no tenía más las mínimas condiciones de gobernabilidad para imponer el ajuste que intentaba aplicar en pro de la burguesía, de modo que acabó descartado. Cambiando seis por media docena, el nuevo gobierno intenta acelerar el ajuste fiscal y otras medidas de ataque a los trabajadores. Temer, no obstante, no parece que tendrá mejor suerte. Rechazado en las calles, tendrá enormes dificultades de imponerse como gobierno y, así, superar la crisis interburguesa que derribó también a Eduardo Cunha y que confirma, una vez más, que no hay golpe sino una enorme crisis interburguesa.

La crisis política y económica es parte de una nueva situación de América del Sur, de crisis y rupturas con los gobiernos y de la vuelta a las luchas de los trabajadores.

El gobierno Macri, recién elegido en Argentina, ya enfrenta poderosas movilizaciones contra la suba de precios y tarifas. Temer asume en esa situación, con la necesidad de aplicar duros planes de ataques a los trabajadores. Ya anunció diversas medidas, entre las cuales está la reforma de la Previsión. Los trabajadores, sin embargo, no van a pagar por la crisis. La burguesía no consiguió cerrar la situación abierta en junio de 2013. La tendencia es a una profundización de la situación con el aumento de la polarización social. De un lado, más miseria y ataques. Del otro, más reacción. Por un lado, luchas más duras y radicalizadas, incluso en los métodos. Por otro, criminalización y brotes de ultraderecha del tipo Bolsonaro.

Más que nunca debemos seguir el ejemplo de los trabajadores griegos, franceses y argentinos que enfrentan a los gobiernos y sus planes de ajuste. Es preciso unir las luchas y construir una gran huelga general para sacar a Temer, Renan [Calheiros], Aécio [Neves], Bolsonaro… Sacar a todos ellos, impedir sus planes de ajuste y exigir elecciones generales ya, con nuevas reglas.

Es necesario exigir de la CUT, de la CTB, del MST y de las burocracias sindicales la convocatoria a una huelga general contra los ataques y en defensa de los derechos de los trabajadores y no por el “Vuelve Dilma”, porque divide a los trabajadores y, así, será un obstáculo al desarrollo de las luchas.

Ni Dilma ni Temer: solo un campo de los trabajadores puede hacer avanzar nuestras luchas y conquistas. Los trabajadores no pueden dividirse entre dos campos burgueses que tienen estrategia de conciliación con la burguesía.

Vamos a reforzar el Espacio Unidad de Acción y la CSP-Conlutas en la lucha por el fortalecimiento de un campo independiente de los trabajadores, de una alternativa por la construcción de un poder obrero y socialista sin patrones y sin corruptos.

La izquierda precisa sacar lecciones de la degeneración del PT, si no, vamos a nuevos PT’s. El PSOL, al presentar un programa en los límites del capitalismo, camina en el sentido de repetir los mismos errores del PT. En esos marcos, una ampliación de la política de alianzas, como la que se espera para las próximas elecciones, lleva a gobiernos de colaboración de clases. Ya vimos en lo que dio ese filme antes.

Es posible, en las luchas, apostar a la construcción de nuevas herramientas de lucha de los trabajadores y de la juventud. Avanzar en la autoorganización y la democracia obrera en las huelgas, en las ocupaciones de fábricas y escuelas. Construir la CSP-Conlutas como alternativa a las centrales oficialistas. Solo con la movilización podemos hacer avanzar la construcción de organismos como consejos populares para que los de abajo puedan gobernar, para tener a los trabajadores y el pueblo en el poder.

En ese proceso, precisamos construir un partido revolucionario, obrero y socialista. Las luchas que ya comenzaron y tienden a profundizarse en el Brasil y en América Latina y la ruptura progresiva de la clase obrera con el PT, exige que se retome el horizonte de la revolución socialista.

No tenemos el derecho de repetir los errores del PT. La tarea no es refundar un partido de colaboración de clases como quiere el Frente Brasil Popular ni construir partidos electorales para quien la elección es prioritaria en relación a la acción directa, y el horizonte no va más allá de la democracia burguesa y de reformas en este sistema podrido que solo produce desempleo y desigualdad.

Llamamos a todos los luchadores que están en huelgas y ocupaciones: vamos a poner en las calles el ”Fuera Temer”. ¡Fuera todos ellos y elecciones generales ya! Pero vamos juntos, también, a empuñar la bandera de la revolución socialista y luchar por un gobierno de los trabajadores formado por Consejos Populares, apoyado en la lucha de los de abajo.

Ese es el camino de la verdadera transformación social.

Traducción: Natalia Estrada.

Editorial de Opinião Socialista n.° 517, 19 de mayo de 2016.- www.pstu.org.br

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