¡Basta de Asesinatos de Dirigentes Sociales y Políticos!

Según han denunciado varias organizaciones, en lo que va del año “se han producido 28 asesinatos, 13 de los cuales se dirigieron contra defensores de derechos humanos y 15 fueron objeto de acciones de “limpieza social”, estrategia de los criminales para crear miedo.” (El Espectador, abril 5 de 2016). Al tiempo con estos atentados criminales se han multiplicado las amenazas contra dirigentes de organizaciones políticas y sociales buscando atemorizarlos.

Estas actividades las atribuye el gobierno a las llamadas bandas criminales (bacrim), nombre con el que se pretende ocultar la continuidad del paramilitarismo en nuestro país. Al mismo tiempo anuncia “investigaciones exhaustivas” y operativos militares para desintegrarlas, como el sonado caso del Clan Úsuga, promotor del paro armado en Antioquia.

No es casual el recrudecimiento de la violencia política. En el marco de las negociaciones de paz, pero sobre todo, de expresiones de inconformidad popular como las jornadas de protesta del 24 de enero, y las masivas movilizaciones del 17 de marzo, los sectores más retardatarios de las clases dominantes tratan de demostrar su poder, para imponer condiciones al gobierno de Santos en el llamado posconflicto.
Esa es también la explicación de la realización de las marchas uribistas  del 2 de abril, las que lograron una masiva asistencia y se articularon en torno al rechazo a las negociaciones de Santos con las FARC y exigiendo garantías para integrantes del círculo más cercano al expresidente que se encuentran presos o prófugos de la justicia. Tratando de emular el repunte de la derecha en otros países de América Latina, los sectores más retardatarios de la burguesía movilizaron a miles de personas apropiándose de banderas reivindicativas de sectores obreros y populares.

Ante esta ofensiva reaccionaria, los revolucionarios y demócratas debemos cerrar filas en la defensa de las libertades democráticas y por la salvaguarda de la vida e integridad de los dirigentes y activistas de las organizaciones de los trabajadores y los pobres.
El enfrentamiento decidido al régimen político autoritario y genocida con el que la burguesía y el imperialismo han acumulado ganancias a sangre y fuego en Colombia a lo largo de casi un siglo, debe ser otra de las razones para participar masivamente en las marchas de protesta del Primero de Mayo.

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